02 julio 2008

MARRAKECH III: Heridas.

(Hubo un Marrakech I y un II... por eso de ponerse al dia, perdidos)

Un pequeño consejo, si eres chico, tienes pelos largos, barba roja cara de pirado y te apetece cuidar tu EGO, date un paseo por Marrakech.




Aveces justo en ese momento en que piensas que empiezas a comprender todo, pasa algo que te vuelve a demostrar que no tienes ni puta idea de nada. Paseando por los zocos, mi cara de español, me delata. Los vendedores te dicen amigo, hola, o tortilla de patata, lo que sea con tal de que les hagas caso. Y yo, sonrio, empiezo a dominar el arte de evitar vendedores. Empiezo a ser realmente bueno cuando de repente, un joven, me mira y me dice “Jorge, mira, barato”. Reconozco que me dejó muy pillado, vale que había oído que te llaman por cualquier nombre, pepe, paco, manolo…pero, ¿Jorge?.
Le mire, y le dije que me llamaba, Jorge, a lo que el contesto muy tranquilo y sonriente con un: “claro, claro que te llamas Jorge”.

Decidi seguir mi camino y no preguntar. Horas despues, mientras mi espalda recibia el regalo de un masaje a cuatro manos, la imagen de ese chico seguia en mi mente y es que hay que ser cabrón para adivinar tu nombre a miles de kilometros. Te deja pillado quieras o no. Pensé, ¿y si me llego a llamar Bonifacio? ¿lo habria sabido?... mejor no pensar. Con un masaje asi, mejor...no pensar.

Djemaa El Fná. Es la plaza mas loca que nunca hayas podido ver. Yo, lo siento, no se describir lo que alli sucede. Santeros que santean, o un chico que pone en las nubes su diabolo. La noche cae y con ella el sonido de la plaza. Los turistas poco a poco desaparecen, los pocos que quedan porque Djemaa El Fná no es un sitio comodo para ellos cuando empieza a ser muy de noche. Nadie que alli monta su espectaculo deja que lo grabes o fotografies, si no es previo pago y eso me causó algun pequeño problema. Pero mi camara no se toca. Soy muy nervioso con esas cosas. En un momento me planteé ¿que lleva a un tipo de sesenta años a bailar con una gallina sobre su cabeza? ¿que dia de su vida decidió eso? tampoco es que mi trabajo sea mucho mas emocionante... Andas de un grupo de gente a otro totalmente drogado por lo distinto, por lo que no tiene ninguna regla. ¿Como voy a explicar yo, algo que no termino de comprender? Te puedo decir que es muy bonita, que tiene gente y que parece que refresca, pero poco mas!

La verdad es que, en Marrakech, he pasado por sitios un poco complicados. Andaba por las calles sin un rumbo fijo y eso me hizo perderme por un Marrakech distinto al de las postales, al de los zumos y te para guiris, al de los franceses con gafas grandes de sol. Encontré barrios que, pienso, no quieren que conozcas, esos donde la gente, los niños, trabajan hasta con los pies, donde sacar una moneda es hipnotizar a todos, sitios ajenos al tiempo. Allí había gente bastante jodida, pero no por eso menos sonriente, la sonrisa nada tiene que ver con todas esas cosas que pensamos. Pasear por sitios donde las mujeres se ofenden si miras a sus ojos, donde los niños te sonríen…si miras a sus ojos, sitios con jóvenes que te venden todo, hasta lo que no tienen, sitios con tirados, sucios, perdidos, dementes, retrasados, desconfiados, sitios con gente diferente a lo que tengo que aguantar en mi mundo.


Gente sin gemelos, sin deportivos, o sin todas esas historias.

Todo es distinto. Sitios con encanto, pero sin luz. Me perdí en plazas y calles que, de no tener nada, tienen todo lo que yo buscaba, una parte de mi silencio, y un guiño al tiempo, el mismo que allí muere todas las noches.

Y fue mi último día, un sábado por la noche, cuando tal vez por un golpe de destino, encontré la herida mas sangrante que el tiempo le puede hacer a un sitio, tan mágico como Marrakech. Tarde, cansado y a oscuras, encontré las ratas de la ciudad, las ratas de Marrakech.
No te pienses que son muy distintas a las de aquí.

“el dinero es el mas peligroso de los dioses” dijo un filosofo.

Después de cinco días perdido, reconozco que habría vendido mi alma, la misma que compre en el zoco, al mismísimo diablo por un jodido trago de Wisky.





El camino de vuelta a mi Riad, era oscuro y fácil de perderse. Total, llevo treinta años buscándome…


La luz se fue en las calles de Marrakech, algo, que pareció no extrañar a la poca gente que quedaba. Seguí mi camino, a oscuras, con mi cámara. Hacia mucho tiempo que no escuchaba mis pasos, no se si a ti te pasa, no es fácil escuchar tus pasos. Andar con tacones no es escuchar tus pasos. Tus pasos, los auténticos, suenan a arena pisada, uno detrás de otro, sin nadie que los interrumpa.
A lo lejos pude escuchar alguien cantar, y si algo me pierde, a mi, es la música, me pierden muchas cosas, pero la “mejor vista” y mas legalizada tal vez sea la música… un saxo y una voz de una mujer, cantando una famosa canción de The Supremes. Decidí acercarme. Me deshice por el camino de dos maleantes, con una sonrisa, algo mas cansada, temblorosa y forzada, porque, sonreír a las dos de la mañana, no es tan sencillo. Llevo dinero, ellos lo saben, no hay nadie alrededor, yo lo se, ellos también. No hacen nada. Se van.

Kushi bar, creo recordar que se llamaba el sitio. O tal vez no. No lo se. Recuerdo que tenia grandes velas, lámparas que caían del techo desde la tercera planta, jarrones muy llamativos a la entrada. En su tejado, una terraza con vistas a la Menara (la torre). El sitio era encantador...de serpientes.

Allí estaba toda esa gente. Ahora no son los niños los que te sonríen si les miras. Aquí no huele a jazmín, ni a menta, ni a especias. La verdad es que la gente que aquí hay da bastante asco. A pesar de la maravillosa voz de la chica, el momento saca de mí, la peor de mis caras. Y es que estos sitios no me terminan de gustar. Viejas francesas con dinero, jovencitas con muchos sueños que romper, y mucho Briatore de la vida, botellas de Don Perignon en las mesas, risas podridas de todo menos un punto de humanidad. Y es que hace años que solo creo a mi intuición, y no siempre, pero algo me dice, que aquí, dinero limpio, lo que se dice limpio, poco hay. La mezcla de marroquíes con dinero, y franceses con dinero es muy apestosa. Pero por muy aburrido que sea, también es Marrakech, y tengo que contarlo. El aburrido soy yo contándolo, claro. No doy para más.

Es curioso ver a estas viejas francesas, no saben beber. Son torpes, llevan fatal la mezcla “me opero todo, bebo alcohol y soy más fea que esas niñas”. Y yo, eso, lo disfruto. La vida es tan injusta que a veces tiene estas cosas justas.

El encargado del garito me ha debido confundir con Farruquito o con algún rockero famoso por lo bien que me trata. Me habla, pero le interrumpo, le digo que me traiga un puto wisky, me pregunta cual, y le digo (arriesgándome a que entienda español) “ el que te salga de los huevos”. Me pone un Jack Daniels, (y yo por dentro me cago en su puta madre) le pago, me siento y escucho cantar a la chica. Canta muy muy bien pero las ratas no hacen mucho caso. Sin sueño, pido otro wisky, tranquilo lo tomo, mientras mis pies, descansan después de seis o siete horas andando. ( es que del masaje a cuatro manos he decidido no hablar…mucho). Tengo que reconocer, que, al sentarme en mi mesa, y ver una cuenta de casi trescientos euros, me tembló el pulso. Pensé que, si no tenia dinero para pagar esos dos Jack, me iba a tocar currarme a una de esas ratas…la idea me inquieta.

Un tipo me mira mal, muy mal. Su mundo es una puta mierda, o eso pienso, y seguiré pensando. Seguramente, con esa pinta de gilipollas, engañe a su mujer, seguramente, su mujer lo engañe a él. Me vuelve a mirar mal. Le jode, llegue antes que el y mi sitio es mejor que el suyo. Vuelve a mirarme mal, pero llevo jugando desde niño a mirarme mal con mucha gente. Le miro, despacio, muy despacio, le sonrío. Es cierto que se podría haber levantado y darme dos ostias, o simplemente hacer sonar sus dedos, y que otros me diesen dos ostias…es cierto, pero bueno, no lo hizo. Me encanta el lenguaje universal de la mirada. Los ojos hablan. Puedes mirar a cualquier persona y decirle con tus ojos, “que tiomierda eres ¿no?”. Lo va a entender perfectamente. Bueno, de todas formas, en parte todos somos tiosmierdas. Yo me estoy dejando veinte putos euros, en un par de Jacks. La gente duerme en la calle, no muy lejos de mi. Pienso, pienso.


(una pena que en una ciudad tan magica...)



La gente está en su derecho de gastar su dinero en lo que le salga de los huevos. No vas a solucionar el mundo por no hacerlo, todo seguirá igual. No lo vas a cambiar tu. Todos somos débiles, yo soy debil, tu lo eres. Te puedo contar mil milongas que si me ofreces mucho dinero, las negaré, seguramente las negaré. Ya lo dijo Groucho Marx, estos son mis principios, si no te gustan…tengo otros.

Entonces, ¿somos todos detestables?.

No, nada de eso. Siempre digo que tienes dos caminos, el que has elegido y…todos los demas. Yo he intentado elegir "darme cuenta". Soy debil, claro que lo soy, soy culpable, muy fragil . ahí esta tal vez la magia, conocer nuestros limites. Yo los estoy conociendo, tal vez, ellos, no. La conciencia existe, no es otro de esos rollos como lo de ricky martin...la conciencia existe.

Tal vez, yo, soy mas que un joven de mi edad de El congo, o de La india o de Trinidad y Tobago. Pero soy mas todo, orgulloso, memo, superficial, listo, vivo o muerto, o tonto o sensible, o no, o si... Tampoco hay muchas mas diferencias. A unos nos educan, a otros, no. Las personas no somos tan maravillosas como para poder presumir de lo que somos. Si tu madre no te limpia el culo y te da el pecho cuando eres un bebe, no eres nadie.

Y ahí estaba yo, en el puchi cuchi bar de turno. El sitio que me hizo ver que Marrakech, Marruecos, es tan mágico como miserable. Y tiene el tesoro del tiempo perdido, y la herida de las diferencias sociales…aburridas diferencias! Sociales!.

Una vez me contaron uno de esos secretos de cama. Después del rey de Marruecos, ese al que me vais a permitir llamar bastardo retrasado y depravado rey de Marruecos, pues después de el, la “clase” social con mas dinero en Marruecos, son los jueces. Joder, muy mal vamos si un juez es el segundo mas rico.

La realidad, detrás de los zocos, es que Marruecos es un país podrido por la corrupción, con una clase social alta muy muy detestable, tal vez mas que la que podamos conocer aquí. Muchos guccis, diores, casas, yates, o playas privadas, mucho channel y su puta madre, de un grupo de gente que vive bajo la misma bandera de un país que muere en sus calles. Bueno, es lo que hay. Más de lo mismo.

La nada esta detrás de todo.

Esa es la diferencia. Una madrugada de un jueves perdido, andaba yo perdido por una calle perdida de Marrakech, un jodido barrio sin luz, donde jóvenes con sus motos pasaban rozando mi cámara de fotos. Callejones donde me han seguido con el amigoamigo, hachishachis, Babuchababucha y mi cámara de fotos, algo llamativa, ni la miraban.

La verdad es que cuando no tienes nada…no quieres mucho.

Aprendí que el tiempo no existe en los callejones de los zocos de Marrakech. Del hierro se hacen lámparas, del cuero bolsos, de la madera darbukas y de la cerámica lo que quieras. Trabajan, y mucho, porque lo he visto. Pero el tiempo no pasa.

Hace cien años estaban ahí, y dentro de cien años mas, seguirán ahí, sus hijos, sus hijas, sentadas en la plaza, machacando las especias. Seguirán teniendo sus ratas en los palacios, con sus risas de dinero, joyas o poder. Mi desprecio a eso no sirve de mucho, y aun sabiendo que soy débil, muy débil, me quedo con los “amigo amigo, babuchas” con sus sonrisas, sus calles, sus pinchos morunos, sus burros y sus espejos a mitad de mitad de precio. Que mas da el precio, yo vendo y compras, sonreímos….eso es la vida. Tu, yo, sonreímos.

Va, no creo que la vida sea algo tan simple como tener o no tener dinero o ser o no ser guapos. Tiene que haber mil cosas mas maravillosas que eso, al fin y al cabo, la felicidad está en tu mente.

Se terminó. Este viaje, hacia atrás, terminó. Pague los Jacks y Sali a la calle. Andando por la calle, me paré delante de un camión, uno de esos camiones que trasporta espejos grandes. Bueno. Ahí estaba, mi silencio. Delante de mi. Le di su tiempo, senti esa extraña sensación de no entender nada de este mundo...


¿Quién eres?.



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